jueves, 21 de junio de 2012



María Victoria Verzura



Nació en Buenos Aires el 27 de diciembre de 1973. Se recibió de Licenciada en Informática en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires.
Hace varios años comparte la vida con su marido y recientemente fue mamá.
Partició en varias antologías, entre ellas Latitudes Literarias en el año 2003, Territorio Sur en el 2004, y en Homenaje al Amor, en el mismo año. Ha participado también en la revista literaria Redes de Papel.
Publicó su serie Girando, en homenaje a Oliverio Girondo (Zapatos Rojos) y Mar Rosa un tributo a Marosa Di Giorgio, libro-objeto que forma parte de la Colección Valijita. Además publicó en Poesía Portátil con textos de la serie Lavo las manos.
Como parte de la movida de Siempre de Viaje, asistió a los festivales Buen Día en Rosario en 2007 y en Buenos Aires en 2008 y 2009.
Ha leído en diversos ciclos literarios, y durante los últimos años, en Letras Combinadas. En el año 2009 ha participado de varias lecturas con Viajera Editorial, visitando Eterna Cadencia, Espacio Lacandona y La Casa de Lectura, entre otros.












“Para no ser/ yo/ me inventé un cuerpo”; redibujé trazos/ finos”;  “la boca se hizo letras/ dije todo”.  Sobre el cuerpo viejo, con el cuerpo mutilado, todavía se puede escribir, y aún más, se puede crear otro cuerpo,  siempre potente: el de la escritura. Es a través de la escritura que se puede atrapar y conjurar lo amorfo, contener la muerte, renovar la voz. El silencio, así, se convierte en el compañero perfecto, en algo tan imprescindible como el aire. Entonces la muerte ya no es una agonía dolorosa o sin sentido, sino más bien un estado que interrumpe el sentir para que todo se reconcilie (cuerpo, voz, pensamientos, sentidos), para que todo sea UNO (ya no hay mundo ni yo). Por medio de la escritura, se pueden desarmar las cajas de cristal, desandar las traiciones, re-inventar el yo. Se puede deshacer lo “real” y blanquear la experiencia, volverla algo que se pueda (sobre)llevar y apre(h)ender.
Los textos de Sentir Óseo no sólo permiten, sino incitan, a releer, a volver a empezar. Por eso, “victoria” se escribe con minúscula, es algo pequeño y cambiante, que se hace día a día. Por eso, también, más que un nombre (el de la autora) es una forma –ósea- de sentir: “escribo/ observo/ quiero hacer de eso/ una forma/ una manera/ un molde/ de vivir/ de enfrentar la vida/ de ser”.
Karina Macció

Actualmente preparando su nuevo libro Cosita Linda:

¿Quién define el lenguaje?
sonidos, letras
vocales y consonantes
pero insisto ¿quién lo establece?


Estoy aprendiendo
a hablar tu lenguaje
agu
ao
aoe
ih
grito de juego
sonrisa de por medio
y beso de mamá
uno en cada mejilla
-para que no se pongan celosas-
te como a besos baby
hablamos  horas
yo te entiendo y vos también
quiero detener estos momentos
ambas somos felices
baños de risas
te amo tanto
que lo demás
ya no me importa







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